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Aquí os dejo una muestra de lo que voy escribiendo. Muchas obras se desarrollan en el espacio rural de la provincia de Álava, aunque aparecen otros lugares como Jaén o Madrid. Cuando vuelvo al pueblo, a veces me siento como un turista, pero estoy permanentemente, a pesar de que ese universo cambia constantemente. Lo mismo que yo: hoy no soy lo que fui, ni soy lo que seré.

El agujero

La tapia se hallaba lejos de la ciudad moderna. De la antigua, ya destruida, no quedaban más que los escombros. Era larga y blancuzca, de unos cinco metros de altura, coro-nada en toda su longitud por un tejadillo a dos aguas despor-tillado y descolorido, defendida en sus alturas por una alam-brada de espinos, saliente y tupida. Su superficie estaba man-chada de hongos grises y de pintadas, agrietada de heladas, agujereada de pequeños asaltos y de abandonos (a veces apa-recían los púdicos y feos ladrillos detrás del talochado perdi-do). Era una enorme pizarra en negativo sobre la que podían leerse mensajes semiborrados en escritura naïf dirigidos a la toda la humanidad (a quien quisiera leerlos), llenos de faltas de ortografía y resaltados por admiraciones exageradas:
ETA ASESINA
LIBERTAD INESTRILLAS
LA LOLA FOLLA
PRESOAK KALERA
PEDRO X TATIANA
TE ESPERO A LAS 12 EN LOS WATERES DEL PARQUE
VOTA AL PSOE
Mi amigo José Luis solía pasear por allí años atrás, cuando aún vivíamos en la ciudad antigua, y se había sor-prendido mucho por el graffiti LA LOLA FOLLA (que aún per-duraba). ¿Quién habría escrito eso? ¿Porqué lo habría hecho? El autor estaba despechado, celoso, estaba enamorado de la Lola, a quien ni siquiera osaba acercarse, pero la Lola hacía el amor, era una puta, o quizás no hacía el amor pero seguía siendo una puta porque no le hacía ni caso y él tenía que pre-gonarlo no sólo sobre la pizarra más larga de los contornos sino en todas las paredes de las casas abandonadas, incluso en los encerados de las aulas del instituto. “LA LOLA FOLLA con todos menos conmigo, en realidad no hace el amor con nadie, en realidad sólo está buena, pero tan buena que úni-camente puedo desear que todos la violéis, está tan cerca, tiene unos labios tan carnosos, la quiero tanto, me ignora tan-to...”
Pero eso había ocurrido hacía mucho tiempo, cuando el muro no era más que el principio de la edificación contem-poránea, que siempre, desde su principio a su fin, había transcurrido bajo un secreto bien guardado por los servicios militares.
Junto a la pared transcurría una carretera negra y gibo-sa, estrecha y sola. Entre la carretera y la pared crecía es-pontáneamente un césped natural frondoso e irregular, salpi-cado de los escombros que caían del elemental edificio, de bol-sas de plástico y de papeles, de excrementos de perro, de se-tas amenazadoras, de ropas abandonadas, de restos de ani-males atropellados.

Esto sólo es el principio. Si quieres seguir jeyendo, puedes pedirme el resto por e-mail.

Nací en Vitoria. Empecé a escribir pronto. Continué dando recitales poéticos en los sitios más insospechados de Madrid. Después de tres poemarios, dejé la poesía: a casi nadie le interesaba. ¿Cuántos lectores de poesía hay en este país? Escribí algunos relatos. Luego terminé Filología Francesa, hice oposiciones a profesor de Instituto y viví en varios lugares de Andalucía y de Francia.

Se me ocurrió que de mayor querría ser abogado. Hice Derecho, pero cuando lo terminé, cambié de opinión. Había descubierto que la igualdad entre Derecho y Justicia es una de las grandes falsedades a que la humanidad está sometida. Nuevamente quise ser escritor y me puse a ello de nuevo.

He participado en múltiples actividades de todo tipo (demasiadas y demasiado heterogéneas), entre ellas he dirigido (y dirijo) revistas de centros de enseñanza ( La Revista Palabra, Artejaén ).

Me gano la vida como profesor de Francés de la Escuela de Arte "José Nogué" de Jaén. También doy clases en la UNED.

Ponte en contacto conmigo: orruorru@gmail.com